miércoles, 14 de abril de 2010

Lo bueno de ser bueno


Allá por el 2006, leí un libro de Linda Kaplan y Rovin Koval, dos directivos de empresa, autores de Lo bueno de ser bueno, con el subtítulo, Conquistar la humanidad en el mundo de los negocios. De entrada, recuerdo que me atrajo mucho su título. Ayer, organizando la librería que me escolta en mi puesto de trabajo, lo encontré y me gustó ver subrayadas estas frases. Creo que siempre he pensado así:

“Existe la idea en el mundo de los negocios de que la mejor manera de comportarse es ser frío y duro, pero alguien que es capaz de mostrar sus emociones es un activo para la compañía” (Este párrafo no es literal, porque he acortado texto).

“El hecho es que todos respondemos favorablemente cuando se nos ofrece amabilidad”.
“Se consigue más dinero con un poco de amabilidad y don de gentes que con un montón de documentos y gráficos llenos de cifras y estadísticas”.

“Tener un máster en Dirección y Administración de empresas está muy bien, pero algunas veces un título universitario no puede competir con un simple vaso de limonada bien frío en una calurosa tarde de verano”.

“Los chistes y las risas en el lugar de trabajo estimulan la creatividad de los empleados y mejoran la comunicación y la confianza entre ellos”.

“Cuando se aprende a rechazar la mentalidad de “yo” contra “ti” se abren nuevas oportunidades para todos”.

Todos queremos encontrarnos gente cercana cuando requerimos algún servicio. La transparencia es una valiosa cualidad profesional. La amabilidad también lo es. Del aparentemente más frío al más calido, a todos nos llega una muestra afable.
Las personas cordiales en el trato son “máquinas” de hacer clientes. Lo tengo más que comprobado. Y los pequeños detalles llegan a lo más grande que tenemos, nuestro motor: al corazón.

El mundo de los negocios, como el mundo en general, se mueve por emociones. Lo escuchaba esta mañana en una charla de atención al cliente, prácticamente toda ella versaba sobre la importancia de considerar, atender y tener presente lo que el cliente precisa y lo englobaba en las “estrategias” para captar y fidelizar clientes. Y estoy por decir que… me sobra hasta ese término, no hace falta programar una actitud para atraer, sino Ser, ser humanitario, allá donde nos encontremos. Todos ganamos.