martes, 20 de abril de 2010

La estela de los sueños cumplidos

Capturas un sueño.
Has “llegado” a la meta.
Saboreas tu premio.
Lo vives, lo gozas.
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Alcanzas reconocimiento.
Ya no es necesario.
Correspondes con gratitud, llanamente.
Desde lo más recóndito de tu nuevo enfoque.
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Adviertes que ayudas.
Te sientes muy afortunado.
Sigues la estela de tu intuición.
Es tu camino.
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Una piedra.
Tropiezas y caes.
Te levantas.
Flaqueas.
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Entras profundamente en ti.
Ahí todo es seguro.
Estás fatigado, indolente.
Lo ves desde los sentidos; no a través del alma.
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Te serenas.
Una parada.
El tiempo, tu ahora, te ayuda.
Te reconforta tu propio abrazo.
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Nada es igual; no son los mismos.
¿La soledad del triunfo de ti?
La vida sigue.
Observas su absurdo y su belleza.
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Rebrota la fuente de creación.
Ahora es distinto.
Un intenso esplendor
No hay triunfo, no hay caída.
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Estás tú.
Y la primavera.
Y la sonrisa de ese niño.
Y tu secreto: el sentido de la vida.
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(Me permito otra prórroga del descanso, pero quería dejar esto que he escrito desde la calma ;-)
¡Hasta pronto!