Ama a las personas, pero desconfía de sus egos. El amor le convence de que la desconfianza proviene de su propio ego, falto de amor.
En silencio, se reúne con su ego, le atiende, le apacigua y le ama.
Ahora se ama y ama, pero, a veces, parece sentirse solo y desconectado del mundo. Tan sólo son reflejos del egótico ego, que se resiste a verse rendido al Amor.