El camino hacia ti, hacia la responsabilidad de tu vida, parte del instante en el que descubres que tus errores y tus aciertos son tuyos y no de los otros, y entonces obtienes una visión clara de tu existencia, una existencia que te pertenece sólo a ti y que, por eso, porque no depende de nada ajeno, se te hace apetecible abordarla.
El sendero que te lleva a la felicidad te va mostrando señales que indican que debes hacerte con las riendas de tu vida y conseguir así que las situaciones dolorosas ya no lo sean tanto y que los acontecimientos alegres no sean tan distintos de los otros, porque tú los manejas, tú los resuelves y tú los disfrutas.
Es el equilibrio.
Tu vida se va rodeando de Verdad. Por otra parte, cada vez tienes más caridad con quienes no han tenido la oportunidad o la valentía de enfrentarse consigo mismos y de descubrir que el problema no es de los demás, sino suyo.
(De mi libro Palabras para el Bienestar)
(De mi libro Palabras para el Bienestar)