Si comprendemos esta circunstancia nos resultará más fácil perdonar a quien antes nos atormentaba, pero, al tiempo, tendremos la capacidad de alejarnos de él o de ella, sin sentimiento de culpa, hasta el momento en el que esa relación pueda recuperarse, si llega a darse el caso.
No estás obligado a entenderte con quien no puedes hacerlo, incluso aunque tengas que codearte con esa persona, en el día a día. Es contraproducente para los dos. Perdonar no implica seguir ligado a quien liberas de ti. Lo fundamental es olvidar de raíz el daño que te ha hecho (o crees que te ha hecho…), porque, aunque sólo sea por higiene mental, sueltas un resentimiento que te encadena a quien menos deseas estar amarrado.
Se perdona y, después, se deja ir.
Desde esta perspectiva, cada vez será más común encontrarte con relaciones satisfactorias, porque habrás eliminado el sentimiento de frustración que produce esperar lo imposible, y porque, al comprender, tendrás mayor capacidad para amar.
Desde esta perspectiva, cada vez será más común encontrarte con relaciones satisfactorias, porque habrás eliminado el sentimiento de frustración que produce esperar lo imposible, y porque, al comprender, tendrás mayor capacidad para amar.