sábado, 31 de mayo de 2008

¿Sabes perdonar y alejarte?

La mayoría de las personas tenemos o hemos tenido conflictos en nuestras relaciones, ya sea de carácter familiar, laboral o social. Si una de esas relaciones se tornan insostenibles, puede deberse a varios motivos, pero el más probable es uno en el que no se suele reparar: estamos en diferente nivel emocional, en el mismo espacio físico, pero en distinto campo energético. En tal caso, hay que practicar la asertividad; es decir, actuar de forma coherente con tus deseos, y, al tiempo, la empatía, poniéndote en el lugar de quien no conecta contigo, asimilando que resulta difícil el entendimiento porque las experiencias vitales de ambos nos han llevado a concebir la vida de una manera muy distinta.

Si comprendemos esta circunstancia nos resultará más fácil perdonar a quien antes nos atormentaba, pero, al tiempo, tendremos la capacidad de alejarnos de él o de ella, sin sentimiento de culpa, hasta el momento en el que esa relación pueda recuperarse, si llega a darse el caso.

No estás obligado a entenderte con quien no puedes hacerlo, incluso aunque tengas que codearte con esa persona, en el día a día. Es contraproducente para los dos. Perdonar no implica seguir ligado a quien liberas de ti. Lo fundamental es olvidar de raíz el daño que te ha hecho (o crees que te ha hecho…), porque, aunque sólo sea por higiene mental, sueltas un resentimiento que te encadena a quien menos deseas estar amarrado.
Se perdona y, después, se deja ir.

Desde esta perspectiva, cada vez será más común encontrarte con relaciones satisfactorias, porque habrás eliminado el sentimiento de frustración que produce esperar lo imposible, y porque, al comprender, tendrás mayor capacidad para amar.