lunes, 15 de junio de 2009

Gente especial



Todos somos especiales, todos tenemos algo genuino, que nos distingue y nos hace únicos. Y estoy convencida también de que el trabajo interior te hace aun más especial. Lo he visto en los ojos de otros y, aunque peque de inmodesta, he experimentado encuentros con algunas personas desconocidas (da igual el género y no importa el lugar) que, sin motivo alguno, se me quedan mirando fijamente a los ojos. No son demasiados, pero, cuando eso sucede no aparto la mirada, porque la reconozco. Ven más allá de lo que alcanza el sentido de la vista.

El sábado fui a visitar a una amiga "diferente", que he conocido hace poco tiempo y que ha montado una tienda en mi pueblo, bendecida por su propia energía limpia. Me interesa tanto la conversación que tengo con ella que no me queda tiempo para curiosear tantos libros, piedras, figuras y cuadros sanadores que llenan su local. Fui a inscribirme para unas jornadas de terapias alternativas que ha organizado, y me contaba lo satisfecha que se sentía por haber sido capaz de reunir a profesionales que, altruistamente, se habían prestado a colaborar en su iniciativa. Cuando salía de la tienda, siempre por las malditas prisas, con ganas de continuar la charla sobre tantas cosas que tenemos por compartir, entró un niñito de tres años, rubio, con unos ojos azules e inmensos y un semblante desbordante de alegría; era su hijo. Me impactó que, sin conocerme, al extenderle mi mano me diera cálidamente la suya, regordeta y preciosa, mientras elevaba la vista hacia mí con expresión de agrado. Desde ese instante me ha venido muchas veces a la mente esa imagen angelical, rotundamente especial. Cuando me marchaba le dije a su madre: "Es especial ¿lo sabes?" "Claro que sí", respondió ella, con total convencimiento.

¿Reconoces a las personas especiales? ¿Qué es lo que las distingue?

¿Tal vez un claro horizonte en su vida...?