jueves, 18 de junio de 2009

Algunas intimidades de posible uso general...


Me he pasado la vida queriendo cambiar a mi pareja a mi modo ¿A mi modo? ¿A qué modo? (“ni modo”, que diría mi cuñada Blanca, mexicana ella...). Quería un marido a medida, y no lo conseguía. ¿A mi modo? Si yo no tenía modo definido. ¿No sería que quería un marido al modo de las creencias con las que vivía, que no me pertenecían?

Bien, con esos interrogantes, comprenderéis que alguna lección sí he ido aprendiendo. Sin embargo, tuve que llegar a los taitantos (pillando parte de los treintai más los cuarentai) para saber que el moldeo debía hacérmelo antes yo. Y lo hice, vaya que si lo hice: me esculpí por completo, todos notaron mis nuevos perfiles, las rebabas que iba dejando y los remates de mi figura interior: pincha aquí y verás.

Y la tormenta seguía, con sus días claros y sus noches oscuras. Y ahí andaba yo, con el material de esculpir unas veces en mi cuerpo y otras queriendo trabajar aún el de mi esposo. Y me quejaba, porque ¡vaya por Dios! Con lo lista que le había salido, y no prestaba atención a mis avances, no me acompañaba a las presentaciones de mi libro, no respondía a MIS expectativas. Y le molestaba mi tono, cuando le reprochaba y a mí el suyo, cuando me respondía. Y, entre tanto, también nos reíamos, porque eso nunca nos ha faltado.

Y llegó la luz, la vi, no hace tanto tiempo, y no era muy intensa, pero suficiente para enfocarme su Ser, porque ya me había encontrado, cara a cara, con el mío, y me sentí com-ple-ta-men-te LIBRE, y dejé de pedirle y de juzgarle, y se sintió libre y dejó de sentirse requerido y juzgado. Y comenzó a prestar atención a mis “éxitos” y a asistir a mis presentaciones y a pedirme que... le dejara mi libro, que quería releerlo: Voilà!

Y ésta es la lectura:

- Llena tu vida y no trates de llenar la de nadie ni rellenarte de otras vidas, no busques al príncipe, ama a la princesa que tienes dentro.

- No esperes, DA y RECIBE, que es lo mismo.

- Sé feliz, no quieras que te hagan feliz.

Y, como en un cuento, al final, que es también el principio, porque no hay camino que recorrer sino el que dan ahora mismo tus pasos... comerás perdices.


"Esperar que alguien me ame para ser feliz, es convertir al amor en limosna".

(Abel Desestres)

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P.D. Ojito: lo que sucede en una pareja no es sólo cosa de uno, pero aquí he dejado MI trabajo, como digo en el título de esta entrada, por si puede ser de utilidad general ;-)