Una de las actividades que realizo en la empresa en la que trabajo es la reseña de libros que considero interesantes para una revista que editamos. La editorial Alienta me envió, allá por el 2007, el libro de Pilar Jericó Nomiedo en la empresa y en la vida, que me pareció muy atractivo y valiente, porque abordaba ese tema tabú en las empresas, pero que, como Pilar indica, “nos hace pagar un alto precio, en nuestra vida y en nuestro desempeño”.
A raíz de la lectura de su libro, he seguido la trayectoria de Pilar, no sólo como escritora, sino también como conferenciante e impulsora de nuevos proyectos. Ella misma también ha dejado algún comentario en este blog. Ayer invitó a las personas que acceden a su blog a participar en una investigación que ha puesto en marcha sobre cómo se afronta el miedo en nuestras vidas privadas y profesionales. Solicitaba que, si lo deseábamos, plasmáramos nuestra experiencia personal con el miedo. Estas aportaciones pasarán a formar parte también de un libro. Debíamos responder a unas preguntas, y decidí participar, porque creo que muchas personas pueden verse reflejadas en situaciones por las que otros hemos pasado y superado. Aquí os dejo las preguntas de Pilar y mis respuestas. Reconozco que jugaba con ventaja porque, aunque con otras palabras y sin personalizar tanto, ya había expresado todo esto en mi libro. Deseo que también os sirva a vosotros. Si algo he descubierto a lo largo de estos últimos años es que somos todos muy parecidos:
1. Cuál es la situación más difícil que crees que has superado (despido, pérdida afectiva, cambio de trabajo…):
Más que referirme a una situación concreta, creo que los conflictos que he tenido que superar, en el trabajo, en mi entorno afectivo y en la vida en general, tenían la misma raíz: aunque actuaba, creo, desde la nobleza, no me quería lo suficiente y, por tanto, atraía circunstancias que no me gustaban, pero que se repetían porque siempre buscaba la solución fuera de mí. Luego, trataba de solventarlas complaciendo a todo el mundo o renegando de todos. Me movía en estos dos extremos y, en medio, estaba yo… desatendida. Esto me hacía vulnerable y el blanco de otras personas también inseguras (alguien seguro de sí mismo no manipula), así que retrasaba mi progreso o, al menos, lo vivía con menos serenidad.
Sin embargo, cuando he tenido que solucionar algo relacionado con una enfermedad (ya sea mía o de un familiar cercano), o un problema grave concreto, en el que debía depositar todas mis energías sin más remedio, lo afrontaba sin reservas. Había que hacerlo, y lo hacía. Por eso creo que viviendo intensamente el momento presente incluso lo difícil se convierte en fácil.
2. Qué hiciste para salir de ella (personas, emociones, ayuda…), es decir, cuál fue el proceso seguido:
No sé si lo hice yo o fue la vida la que me llevó a darme cuenta de que tenía que prestarme más atención. Me interesé por lecturas que contribuían a tomar confianza en mí (me lo pedía el cuerpo, o más bien el alma). Devoraba libros e iba conversando con aquellos que se encontraban también en esa etapa de “despertar”. También aprendí a meditar para vivir más conscientemente y para liberarme de tanto pensamiento improductivo.
A medida que iba asimilando todo esto, comencé a juzgar(me) menos y a respetar(me) más, y a vivir más “el ahora”. Enseguida fui verificando cómo ese respeto me venía también del exterior. Por otra parte, tuve que marcar las distancias con quienes no podía conectar, sencillamente porque ya estábamos en distintos niveles de percepción o vibración. No hay por qué forzar las cosas, sino encontrar el punto de armonía para todos.
3. Cuál es la lectura que haces después de haber pasado por ello.
Supe estar sola, pero también acompañada. Aprendí a vivir con la mejor parte que hay en mí y fui capaz de explotar mis capacidades y disfrutar de ello. Desde que me di cuenta de que lo que buscaba fuera lo tenía dentro surgió lo que había estado retenido o mal canalizado y lo desarrollé. Ahora estoy convencida también de que puedo alcanzar los objetivos que me proponga, siempre que lo haga desde la honestidad, el trabajo y con la intención de compartirlo.
4. Qué dirías a alguien que se encuentra en una situación parecida a la tuya.
Que tenga la valentía de recrear su vida, que es posible y que sólo necesita tomar conciencia del enorme potencial que tiene dentro. Ello requiere humildad para asumir que la solución a sus conflictos está en él y que culpar a otros o a las circunstancias es una irresponsabilidad. Del trabajo interior proceden los logros exteriores.