Pocas veces me despierto a estas horas; creo que es la vida
que me invita a sentirla en el silencio de la noche, cuando el tic tac del
reloj se funde con el latido de mi corazón, cuando soy más yo que nunca sin mí.
Todo está en calma. Una luna desbordante ilumina el firmamento; no hay cruces
de pensamientos; ningún asunto que resolver, sólo el ligero ruido de las teclas
que marcan el placer de este instante, ayudándome a crear palabras deseosas de
salir de lo más hondo de mí. Tal vez, alguien las esté leyendo en este preciso
momento, llamado también por la vida a sentirla en calma, iluminado por la
luna, en silencio, sin entregarse al pensamiento, sin nada que resolver… tan
sólo, siendo.