El lunes me encuentro con un compañero de trabajo por los pasillos.
Me pregunta:
- ¿Qué tal, Concha?
- Muy bien, le respondo.
- ¿Y tú?
- Bueno, de lunes…, dice con cara de desánimo.
A lo que le digo:
- Bueno, pero tú eres tú ¿no?
Se va sonriente y pensativo…