Las cosas no son como son, sino como las percibimos, y nosotros no somos como somos, sino como queremos ser. Lo que va sucediendo en nuestra vida no es lo que la condiciona, sino que nuestra vida está condicionada por lo que vamos eligiendo en ella.
Entonces...
Entonces...
¿Hemos acertado con la misión de nuestra vida y el lugar que ocupamos en ella?
Aquí os dejo unos párrafos extraordinarios del artículo “La búsqueda de la verdad del hombre”, del filósofo Rafael Alvira, en los que reflexiona lúcidamente sobre ello:
“La verdad del hombre está, como dice Séneca, en ocupar el lugar para el que ha sido llamado: la naturaleza nos ha destinado a un lugar específico. ¿Cuál es? El de ser humano. Todos nacemos siendo hombres, pero tenemos que llegar a ser humanos. Según la Filosofía clásica la verdad se refiere al ser. Ser lo que tenemos que ser: esa es nuestra verdad; y, por el contrario, no haberlo conseguido supone que se ha vivido en la falsedad.
Ocupar el propio sitio significa tener dignidad. Muchas veces se dice: “esa persona es indigna de ocupar tal cargo”. Se puede expresar lo mismo al indicar: “ese no es su sitio”. Es digno quien está en el sitio adecuado a sus capacidades. Y eso no es nada accidental, sino que es de importancia decisiva.
Ocupar el sitio justo no tiene relevancia sólo para la persona que lo encuentra, sino también para los que están a su alrededor. Las personas que no están en su sitio o están vacías, o son vanidosas, o tienen un malhumor permanente, y todas se inclinan a una queja continua. ¿Quién se queja?: el que está fuera del lugar, real o imaginativamente”.
Aquí os dejo unos párrafos extraordinarios del artículo “La búsqueda de la verdad del hombre”, del filósofo Rafael Alvira, en los que reflexiona lúcidamente sobre ello:
“La verdad del hombre está, como dice Séneca, en ocupar el lugar para el que ha sido llamado: la naturaleza nos ha destinado a un lugar específico. ¿Cuál es? El de ser humano. Todos nacemos siendo hombres, pero tenemos que llegar a ser humanos. Según la Filosofía clásica la verdad se refiere al ser. Ser lo que tenemos que ser: esa es nuestra verdad; y, por el contrario, no haberlo conseguido supone que se ha vivido en la falsedad.
Ocupar el propio sitio significa tener dignidad. Muchas veces se dice: “esa persona es indigna de ocupar tal cargo”. Se puede expresar lo mismo al indicar: “ese no es su sitio”. Es digno quien está en el sitio adecuado a sus capacidades. Y eso no es nada accidental, sino que es de importancia decisiva.
Ocupar el sitio justo no tiene relevancia sólo para la persona que lo encuentra, sino también para los que están a su alrededor. Las personas que no están en su sitio o están vacías, o son vanidosas, o tienen un malhumor permanente, y todas se inclinan a una queja continua. ¿Quién se queja?: el que está fuera del lugar, real o imaginativamente”.