viernes, 20 de junio de 2008

¡Desprográmate! ¡Sé tú mismo!

Alguien me contó la historia de un chico que se sentía infeliz y fue a visitar a un maestro para que le diera las claves para una mejor vida. El sabio maestro le dijo que se acomodara y, seguidamente, le sirvió té en una taza hasta que el líquido se derramó y cayó en el plato. El chico le preguntó el motivo por el que hacía eso, a lo que él le respondió: “Esto mismo sucede dentro de ti; si no limpias tu mente de las viejas creencias que te han llevado a la infelicidad, nunca habrá sitio para otras nuevas”.

Los hábitos, a fuerza de repetirse, se convierten en “nuestras” creencias, que consideramos inamovibles. Pero sí es posible modificarlas o sustituirlas. Para invertir nuestro patrón de pensamiento se ha de ser consciente primero de que estamos programados, como explica sabiamente Anthony de Mello en su libro Autoliberación Interior:

“Lo importante es ser capaz de darte cuenta de que no eres más que un yo­yo, siempre de arriba para abajo, según tus problemas, tus disgustos o depre­siones; que eres incapaz de mantener una estabilidad. Darte cuenta de que te pasas la vida a merced de personas, de cosas o situaciones. Que te manipulan o tú puedes manipular. Que no eres dueño de ti ni capaz de mirar las situaciones con sosiego, sin enfados ni ansiedad.
Toda esa actitud sólo depende de tu programación. Estamos programados desde niños por las conveniencias socia­les, por una mal llamada educación y por lo cultural. Vivimos por ello programa­dos y damos la respuesta esperada ante situaciones determinadas, sin pararnos a pensar qué hay de cierto en la situación, y si es consecuente con lo que de verdad somos esa respuesta habitual y mecá­nica".

"Lo que haces como hábito te hace dependiente porque te lo han programado. Sólo lo que surge de dentro es tuyo y te hace libre”.