miércoles, 29 de febrero de 2012

La esencia del escritor




Twitter, blogs, facebook y, en general, las actuales vías y tecnologías disponibles para la comunicación escrita y virtual han modificado sustancialmente la figura y las posibilidades del escritor: inmediatez, medición del éxito o del fracaso con las estadísticas, los comentarios, los seguidores o los abandonos… Uno sabe si gusta o no, a golpe de tecla, al instante, directa y eficazmente.

Pero hay algo que no cambia: la hoja (o la pantalla) en blanco, que espera paciente a que el autor vuelque en ella su inspiración, sus sentimientos, resultado de sus emociones: el área intangible de sí mismo que se deja ver a través de una historia, un relato o una reflexión.

Siempre hay lugar para ese encuentro a solas, en el que únicamente las letras que van configurando las palabras son testigos de los secretos de su forjador. Una profunda y cálida amistad, que sólo comienza a ser compartida cuando la fusión creativa se convierte en un artículo o en un libro, en un mensaje de 140 caracteres,  una entrada de 500 palabras, o cualquier otra forma de expresión.

El escritor dispone de nuevos medios, obtiene distintas respuestas; todo evoluciona, todo se trasforma... pero la esencia de la creatividad permanece intacta en un rincón del alma, impulsando el arte, la belleza y el amor.