domingo, 27 de febrero de 2011

Adolescentes


Los que tenemos hijos adolescentes nos hemos sorprendido, de vez en cuando, de algunas de sus reacciones, a pesar de que su desarrollo emocional sea sano y normal. También fuimos adolescentes, pero no observadores de nosotros mismos. Ahora, desde fuera, damos explicación a cualquier comportamiento que no entendemos con aquéllo de que el movimiento hormonal les tiene revolucionados. Y así es, pero hay algo más. El número de febrero de la revista Redes para la ciencia incluye el artículo "El cerebro adolescente", que aporta algunas explicaciones de carácter científico que pueden ayudarnos a ponernos en la piel de nuestros hijos. Resumo alguna de ellas:

"Me aburro"
El aburrimiento en un adolescente sólo puede evitarse cuando están expuestos a situaciones de alta carga emocional. El sistema límbico es uno de los primeros en madurar, y se encarga de gestionar las emociones y la afectividad. Durante la adolescencia su actividad es muy intensa y por eso los chavales son tan sensibles a cualquier estímulo, positivo o negativo. Paralelemante, la testosterona y los estrógenos los inundan, siendo su cerebro especialmente sensible a los estímulos sexuales. Por todo ello, se convierten en seres volubles, inestables y sedientos de emociones fuertes.


"Tú no me entiendes"
Un estudio, realizado por la neuropsicóloga Deborah Yurgelum-Todd, demostró que los adolescentes confunden en los rostros el miedo con el enfado o la tristeza. En esa incomprensión de la que se quejan puede influir su poca habilidad para entender a los otros. El "tú no me entiendes" es, probablemente, una manera un tanto narcisista de expresar "no entiendo lo que sientes, ni lo que quieres decirme".


"Lo quiero, aquí y ahora"
¿Por qué necesitan todo con urgencia y son incapaces de esperar?La respuesta la tienen un grupo de neuronas que responden al nombre de "núcleo accumbens", que constituyen el centro de recompensa y placer del cerebro, y que presentan una actividad exagerada en adolescentes. Por tanto, no es de extrañar que se muevan por la imperiosa necesidad del ya, del aquí y del ahora.
(Información publicada con el permiso de la revista Redes para la Ciencia)


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Está bien conocer, aunque sea de forma somera, estos datos que debieran ser formación complementaria a la que atañe a la generosidad, el amor, la comprensión y la firmeza que se necesitan para realizar un trabajo tan sutil e importante para el que no solemos prepararnos: ser padres y educadores.