jueves, 11 de febrero de 2010

Buena conversación en el súper



Hoy, en el súper, una señora estaba pagando la cuenta delante de mí y, cuando la cajera le ha ido a entregar la vuelta, ella le ha dicho:
- “No, no, que ya me lo has dado”.
Ambas han sonreído y la señora, seguidamente, ha comenzado a decir con espontaneidad que a ella no le gusta quedarse con lo que no es suyo, pero tampoco permite que nadie se quede con lo que la corresponde. Me ha parecido una forma muy llana y transparente de referirse a la empatía y a la asertividad, aunque sólo se hablara de dinero.
La señora mostraba un Ser muy simpático :-). Era de ese tipo de personas que se abren sin conocerte, pero no de las que te cuentan su vida por puro egocentrismo, sino porque son comunicativas. La cajera tenía también una expresión muy agradable, casi angelical y, a mí ,que me hace falta muy poco para entablar una conversación, he entrado de lleno en ella.

“No sé cómo puede haber gente que se quiera apoderar de lo de otros”, decían ellas. “La vedad es que cuando robas, te roban” - les he comentado, “…y no tiene por qué ser sólo algo material”. “Ser buena gente, aunque no se vean los resultados a la primera, nos beneficia mucho”. Ambas asentían más sonrientes aún, dando cuenta de que sabían a lo que me refería porque lo practican. No había más que mirarles a los ojos.
Un señor que esperaba -a dos metros de nosotras- a alguien, ponía interés en lo que hablábamos, al igual que el vigilante jurado (¡Cuánto temple y armonía interior deben de tener los vigilantes para ese trabajo en el que no distraen la mente!, he pensado más de una vez).
Al cabo de unos minutos de entretenida charla, en la que nos encontrábamos francamente bien, hablando de estas cosas que tanta gente califica como “raras” (aunque cada vez menos), les he comentado que me apasionaban estos temas, y que escribía sobre ello. La señora me ha preguntado dónde podía leerme, y le he dicho que aquí mismo. Como no dominaba Internet, le he dado el título de mi libro. Encantada y agradecida, ha respondido:
-“¿Ves cómo hay que hablar con la gente?”.

Justo cuando nos despedíamos las tres, la cajera ha sacado rápidamente un bolígrafo y me ha pedido la dirección del blog con mucho interés. No había gente en la fila, porque ese momento tenía que ser así :-) ¡Te saludo desde aquí si estás leyendo esto!

Vive Dios que no era mi intención hacerme publicidad, pero ha sido todo tan fluido que me he marchado con la agradable sensación de cuánto merece la pena seguir indagando en nuestro interior, aunque sólo sea por pasar un rato tan apetecible como el que os he narrado.
La otra conclusión que he sacado ha sido otra que siempre he intuido, que somos todos tan iguales que sólo hay que mostrarnos, sin miedo, como somos para comprobarlo.