Con la autoestima alta no te importará perder la razón en una discusión; por tanto, trabaja tu mundo interior y no habrá lugar a conflictos. En tal caso, dejarás el campo de la lucha; ya no estarás a la defensiva. Te sentirás tan seguro de ti mismo que, aunque parece que pierdes, ganas cada vez que cedes. Has encontrado dentro de ti el poder más inmenso, el AMOR, y no tienes necesidad de medirte con nadie ni de demostrar nada.
Y este trabajo interno no requiere un autocontol, sino un fluir. No precisa de la mente, sino del corazón. No piensas: "te doy la razón porque soy mejor que tú" (que sería vanidad y soberbia), sino: "permito que seas distinto a mí porque quiero ser feliz y porque quiero que tú lo seas" y eso sólo sucederá si no entro en pugna contigo ni conmigo.
Te doy la razón porque sé que bajo tu rabia y afán por ganar hay un pedido de amor hacia mí. Te entrego la razón envuelta en un delicado papel de seda y, probablemente, ese regalo haga que sientas también tu propia esencia, la que reposa en lo más profundo de ti y no necesita otra cosa que SER.
Te doy la razón porque sé que bajo tu rabia y afán por ganar hay un pedido de amor hacia mí. Te entrego la razón envuelta en un delicado papel de seda y, probablemente, ese regalo haga que sientas también tu propia esencia, la que reposa en lo más profundo de ti y no necesita otra cosa que SER.