viernes, 23 de marzo de 2012

Pasito a pasito...

Ésta es la entrada 800 del blog. Me gusta esta cifra de números redondos, los mires como los mires :-). Paso a paso, voy recorriendo un camino que se ha ido haciendo casi sin darme cuenta, porque, si bien requiere cierta dedicación, no me supone un esfuerzo, sino que es para mí un recreo. 

Comencé a escribir ya madurita, como una afición que va creciendo y transformándose en una vocación. Escribir me apasiona y me regenera, aunque apenas tenga tiempo para ello, con un trabajo a jornada partida, una familia, obligaciones que tengo y otras que me impongo (siempre he sido un poco "salvadora" - una mezcla de generosidad y de egocentrismo- :-, y eso resta mucha energía, pero ya voy aprendiendo a encauzarla hacia donde debo...

Lo que comenzó como una prueba: algún artículo, cuento, relato, reflexiones en la Red... fue tomando fuerza, movida por el entusiasmo hacia algo que verdaderamente me ha hecho fluir con la vida. Me he dado cuenta de que cuando te crees capaz de algo, te visualizas haciéndolo y te disciplinas... no hay nada que se te resista.

Primero un libro, luego el blog, a continuación el segundo libro; espero que a finales de éste o a principios del año próximo el tercero, y a punto de enviar a la editorial el borrador del cuarto... Obviamente, hay que organizarse y programarse: dos horas cada día del fin de semana para los libros y una hora en la tarde-noche de cada día laborable para interaccionar en la Red. Se trata de aplicar el tiempo en aquéllo que te llena, que te hace crecer y que, en mi caso, me influye positivamente para desarrollar el resto de las facetas de la vida: entrenamiento con las palabras para el desarrollo también de mi labor profesional, y un espacio de independencia en la vida familiar y social. Vives con menos apegos, porque has descubierto tu propio tesoro, pero también con más entrega y amor, porque has comprendido que todo es lo mismo y que si evolucionas en un terreno... se aprecia e influye en los demás.

Y nada más. Me apetecía contaros todo esto y tratar de motivaros (que no salvaros :-) para que os atreváis a explotar esa joya interior, que es el talento, del que todos, sin excepción, estamos dotados, para una cosa o para otra: sólo uno sabe para qué y también cuándo darle rienda suelta.

Un abrazo, y gracias por estar ahí, aunque, de momento, os tengo "mudos" (sin abrir comentarios) :-) al otro lado de la pantalla.