En noviembre, llegará a Granollers (Barcelona) Amma, la persona que ha abrazado a más de 30 millones de personas en todo el mundo. Luego continuará su gira por Europa. Quien ha asistido a uno de esos encuentros multitudinarios, en los que la única finalidad es sentir el abrazo de esta humanitaria, dice haber experimentado una inmensa emoción y una paz infinita. Este vídeo muestra también su labor de ayuda en otros aspectos a los más necesitados:
A veces, un abrazo es todo lo que necesitamos. Sin embargo, nos cuesta darlo sin más.... En mi libro Palabras para el Bienestar lo expreso de este modo:
“En general, nos cuesta demostrar afecto; somos esquivos para entablar relaciones con nuestros semejantes y mucho más para el contacto físico. Los besos y los abrazos están casi institucionalizados para bienvenidas, despedidas, felicitaciones y conmemoraciones, y dejamos una hilera tan estrecha para las muestras de cariño espontáneas, que se va cerrando paulatinamente, hasta que llega a desaparecer. Se nos olvida, incluso, el tacto de nuestra propia piel. Yo misma, que me he imbuido gustosamente en este mundo de tan adentro, del interior, del ensimismamiento y el conocimiento de lo profundo de mi ser, descubrí, a través de un CD de relajación (Automasaje, se llama) que hacía tiempo que no sentía mi piel, mi envoltura, salvo cuando me ducho o me doy la crema hidratante de una forma tan automática que ni me percato de la acción. Mientras seguía las instrucciones del guía de ese CD, me di cuenta de todo lo que me estaba perdiendo. El contacto con mi propia piel me acerca a mí misma. Aún así, por la maldita prisa y por la falta de costumbre, a sabiendas de sus beneficios, suelo mirarlo de reojo y le digo, con la intención de que me espere: “Tengo que escucharte algún otro día”.
No te guardes todo el calor que tienes para repartir. El contacto con nuestros semejantes, la pertenencia a un grupo, la sociabilidad, la amistad pura y entregada son medicinas para el alma, que están a nuestro alcance y sin receta; sólo hay que tomarlas”.
Hace unos días, ANONIMAN nos transmitía en la ladera de la montaña el mismo mensaje: