miércoles, 29 de diciembre de 2010

¿Qué esperas y de quién?


¿Qué pasa cuando vives a expensas de la evaluación o atenciones de otras personas?
Que experimentas muchos momentos de frustración, porque casi nunca responden como quisieras.
Que seguro que tus expectativas son irrealizables; te forjas la idea de que quien no está preparado para agradarte o darte lo haga.
Que te mueves en picos de optimismo y pesimismo.
Que pierdes confianza y te sientes débil y sin fuerzas para seguir.
Que vives atado a lo que otros piensen de ti, te digan o te hagan y le restas valor a lo que piensas y puedes hacer por ti.
Todo esto podría englobarse en una sola palabra: egoísmo
¿Y qué sucede cuando esperas sólo de ti?
Que aprendes a manejar tus emociones y a obtener recursos para dar solución a tus necesidades.
Que te marcas el ritmo, que sabes hasta dónde puedes llegar y vives sin estrés ni falsas expectativas.
Que tu vida transcurre en armonía.
Que te sientes fuerte y poderoso, aunque tus “metas” sean cercanas y tu camino corto.
Que conoces el resultado de la libertad interior y eso hace que no des problemas a nadie, porque no pides; en tal caso, ayudas y das, incluso aunque no te lo propongas.
Todo esto podría englobarse en una sola palabra: generosidad. Y es lo que te puede hacer feliz.