Todos somos creativos. Cualquier persona puede depositar su creatividad en sus actos cotidianos y hacer que la vida cobre más sentido.
Puedo echar a toda prisa los ingredientes de una comida en un recipiente y programar el tiempo necesario para que esté lista, mientras pienso en las mil cosas que debería estar haciendo en lugar de perder tiempo en cocinar... Estoy "viviendo" en el futuro.
Pero también puedo preparar un plato deteniéndome en cada uno de sus ingredientes, incluso maravillándome de su colorido y de sus formas, mientras imagino su aroma y sabor, una vez elaborados. Puedo aplicar también mi toque de originalidad haciendo que el resultado sea inmejorable, mientras me he divertido y desarrollado mi imaginación en el proceso. Vivo el presente.
--------
Puedo redactar un informe en tiempo record, porque así me lo ha pedido un jefe que quiere que cumpla objetivos (que sólo "vive" en el futuro), y ponerme manos a la obra sin considerar a fondo lo que incluyo en el documento, con la única intención de "cumplir" para saciar la impaciencia de mi jefe y calmar mi inseguridad. Pierdo el tiempo.
O puedo diseñar con dedicación la estructura del informe con la finalidad de que su contenido sea útil, y aportar mis conocimientos en él mientras me siento satisfecho por el trabajo realizado. Me recreo en mi presente.
En cada momento de nuestra vida podemos elegir hacer las cosas con amor o con desgana, desde dentro hacia afuera o a la inversa. Y siempre, siempre, teniendo muy presente que nos sintamos bien mientras las realizamos. La creatividad nace de una necesidad interna de crecer, y, por tanto, parte de uno mismo.