Se nos ha educado para creer que todo es muy complicado, que hay que luchar mucho para conseguir muy poco, y que, una vez alcanzado, tienes que ir con cautela, porque pueden quitártelo. De cualquier modo, dicen, acabarás perdiendo, porque esta vida es injusta.
El mensaje debiera haber sido otro muy distinto:
Las cosas son más fáciles de lo que parecen; debes imaginar lo que quieres e ir por ello, decidido, sin miedo y disfrutando del proceso. Una vez logrado tu propósito, compártelo, con las manos abiertas, y cuanto más des más tendrás, aun cuando acaparar nunca sea tu objetivo.