viernes, 29 de agosto de 2008

Ocupa tu lugar


Finalizan las vacaciones y comienza la vida de horarios y exigencias. Hay obligaciones ineludibles, pero hay algo que me he propuesto, porque he comprobado que da un excelente resultado en casa, en el trabajo y en cualquier parte: ser fiel a mis deseos, y pensar, antes de hacer, si lo que me lleva tanto tiempo y esfuerzo es realmente lo que quiero y debo, o si, en algunos casos, proviene de un residuo de servilismo, cuyo origen puede ser tratar de agradar a otras personas para recibir posteriormente.
Ayudar a los demás, ponerse en su piel y sentir al otro como parte de ti es algo saludable y necesario para mantener esa unidad universal que solemos romper tan a menudo con nuestro comportamiento interesado. Sin embargo, eso no es obstáculo para convivir logrando ese punto intermedio entre la exigencia y la pasividad, sin arrollar, sin competir, pero sí expresando y realizando lo que me hace sentir bien, desde la honestidad, y con la firmeza necesaria para defender mis derechos, en los más mínimos detalles y ante las situaciones más trascendentes.

Empatía sí, pero asertividad también, porque nadie puede ponerse en el lugar del otro sin haber ocupado antes el suyo.