miércoles, 3 de septiembre de 2008

Nuestro poder en el mundo


“Igual que el suave aleteo de las alas de una mariposa, tus acciones resuenan”.
Capturé esta frase de un texto que leí también “al vuelo” en alguna parte. Es poética y gráfica.


Todos somos necesarios y poderosos y, al tiempo, prescindibles y vulnerables, pero cada una de nuestras acciones tienen repercusión sobre nosotros mismos, sobre otras personas y sobre el entorno. Una sonrisa, un saludo afable, una actitud colaboradora, la escucha activa, una muestra de afecto... poseen un efecto transformador.

Un ejemplo:

Un hombre toma un taxi. Al terminar el trayecto, le da las gracias al taxista por la conducción, quien agradece el cumplido, sintiéndose así útil y satisfecho de su trabajo.

El taxista regresa a casa de buen humor, y genera un buen ambiente entre los miembros de su familia.

Los niños se sienten felices, como consecuencia de la armonía que reina en su casa, lo que les aporta el equilibrio necesario para comportarse debidamente en el colegio.

Los profesores se sienten cómodos en clase, ya que se encuentran ante niños no problemáticos y, por tanto, pueden desarrollar su capacidad didáctica adecuadamente, lo que conducirá a su bienestar, que, a su vez, proyectarán en los ambientes en los que se desenvuelvan.

La secuencia, que deriva de un simple "gracias", puede ser interminable.

Así se cambia el mundo.