Conocí a Concha Buika en una entrevista que le hizo Jesús Quintero, y quedé impactada por la sabiduría de esta cantante, que llegó a España desde Guinea Ecuatorial y creció entre gitanos. Su música, que mezcla el flamenco, el jazz y la copla, procede de lo más hondo de su alma.
Desde aquella entrevista, a modo de imán, encuentro, a menudo, textos, canciones y comentarios suyos que siempre me aportan algo nuevo. Creo que es una de esas personas que hace unos años hubieran pasado inadvertidas para mí, pero que hoy día no permito que se me escapen.
Pensaba hace un rato en lo efímero de la vida, en la impermanencia, y en la necesidad de despojarnos de apegos para vivirla verdaderamente. Recordaba algo que leí hace tiempo, no sé ahora dónde, que venía a decir que teme morir quien teme vivir, que sólo le teme a la muerte quien le teme a la vida. Quien no ha visto sus deseos satisfechos, quien no ha experimentado y explotado lo mejor de sí mismo, el que no ha desarrollado su potencial, aquél que se siente frustrado por no haber visto cumplidos sus sueños, o tal vez ni siquiera haya llegado a preguntarse por ellos… seguro que a esa persona le duele más irse de este mundo.