Estaba yo pelando, hace unos minutos, unas patatas para hacerlas "a la importancia" (¡vaya ego más enorme que deben de tener estas patatas con tal denominación!), y me he detenido en el hecho mismo del "pelado", por imitar a los orientales en aquéllo de que si comen, comen, si caminan, caminan, si pelan patatas, pelan patatas... es decir, que están aquí y ahora y no antes o después...
En ese proceso de meditación activa, el pensamiento me ha venido a visitar, pero le he dado paso amablemente, porque me ha llevado a la historia misma de esa patata que con tanto mimo y presencia estaba pelando. He pensado en la cantidad de personas que han intervenido en su existencia, en el esfuerzo y, seguramente, amor que traía consigo este producto, desde que alguien decidió plantarlo, hasta que lo saboreamos cocinado de mil formas.
Me he recreado en ese pensamiento evolutivo, me he conectado con el alma de todos aquéllos que hubieran tenido parte en él, he bendecido a la patata que tenía entre mis manos (aunque, a la pobre, ya la tenía troceada, delicadamente, eso sí) y, finalmente, he comprendido el porqué del nombre del plato que, en unas horas, estaría en la mesa, con toda su IMPORTANCIA :-)