miércoles, 17 de octubre de 2012

¡Aquí estoy!





No viene mal, de vez en cuando, un poco de coraje-dignidad, (nada que ver con violencia-soberbia) para decir ¡aquí estoy yo!

El respeto se lo gana uno respetándose, pero si, en algún momento, se flaquea... hay que poner atención para darse el valor merecido; pisando fuerte, sin rencor ni resentimiento, sino reconociendo la fuerza más poderosa que habita en nosotros: el amor, que comienza por uno mismo.