"Muchísimos de nosotros hemos crecido en la creencia de que
somos el cuerpo que los alberga, el trabajo que realizamos y la religión que
practicamos.
Nuestras vidas participan de las realidades exteriores al
mismo tiempo queremos que siempre cambian.
Sin embargo, en alguna parte de nuestro interior, nos sentimos iguales.
Puede que nunca le haya dedicado mucho tiempo a ese aspecto
del yo, pero silo hace descubrirá un yo interno que nunca cambia, sino que
se encuentra inmerso en un mundo cambiante.
Es probable que algún día su yo físico descanse bajo una
lápida que dé cuenta de la fecha de su nacimiento y de la de su muerte. Pero su alma interior
sabe que usted es eterno. En esa faceta
de su yo carece de forma, no tiene límites.
Sin límites no hay nacimiento ni muerte.
Lo que ha nacido morirá, lo que nunca ha nacido nunca puede morir. ¡Su yo espiritual nunca nació! ¡Su yo espiritual nunca
morirá!
El saber esto de una forma que no deje lugar para la duda le
capacitará en gran manera para su búsqueda sagrada. Cuando llegue a ese estado, sabiendo que
quien es usted es el yo inmutable, tendrá un propósito en su vida".
Ese propósito no lo encontrará en el mundo físico. Cuando deje de buscar la satisfacción en el
mundo externo, la totalidad de su ser, icluido su mundo material, reflejará su
divinidad”.
Dyer Wayne en Tus zonas sagradas