lunes, 12 de diciembre de 2011

El hilo de la vida

Desde que hilvano intuitiva y universalmente cada suceso de mi vida, sin particularizar, he ganado en serenidad. No es todo perfecto, pero las cosas se van ensamblando. Genera mucha paz vivir sin resistencia, comprendiendo que absolutamente todo, lo que nos gusta y lo que nos disgusta, es parte de la evolución. 

Parece una contradicción, pero se trata de vivir a largo plazo, lanzando la mirada al infinito, aunque estando más presente en el instante único. Más consciente y menos aferrada al resultado.

Así es más fácil aceptar los acontecimientos como los actos de una gran obra, que tiene su comienzo, desarrollo y desenlace. Y el desenlace es también parte del desarrollo. Por lo tanto, no es trascendente conocerlo.

Mientras escribo esto, experimento una calmada alegría interior, como si lo sintiera como una recompensa por ir más allá de lo evidente, que me invita a continuar recorriendo con atención consciente este maravilloso camino.