“Ser independiente y, a la vez, sentirte conectado a todo y a todos sólo es posible desde la libertad interior”, escribí ayer en Twitter.
Hoy me siento Isla, y no sé si debo alegrarme o entristecerme por ello. Creo que, simplemente, debo aceptarlo. Hay días para todo, y hoy es uno de esos en los que no encuentro la conexión con nada ni nadie y, sin embargo, me acurruco en mí y en ese sentimiento de tenerme y bastarme.
No es egoísmo, ni egocentrismo, ni diferencia ni distinción. Sólo una sensación de no ser de este mundo y, a la vez, ser el mundo.
Pero, lo asumo sin resistencia, dejándome mecer por una noria interior de plenitud y tristeza, que queda suspendida por unos instantes guardando el equilibrio. Volverá a girar…
Y escribir, como siempre… terapia y belleza.
No descarto sumarme algún día a una aventura como ésta.