lunes, 5 de julio de 2010

¡Sí hay salida!



En España estamos en la vanguardia del deporte mundial: campeones de motociclismo, ciclismo, automovilismo, tenis y ya… sólo nos falta ser campeones del mundo de fútbol. Y nos preguntamos ¿por qué no?

Acabo de escuchar esto en un vídeo deportivo de un telediario, y he hecho otra reflexión: Si lo hacemos en el deporte, ¿por qué no en la economía, en el trabajo?
Creo que se debe a que en el deporte ponemos los ingredientes necesarios para el éxito:
-Pasión.
-Disciplina.
-Unión.
Con esta trilogía de valores el resultado está asegurado.
Pero en la vida laboral, por ejemplo, todo queda ensombrecido por la búsqueda de un fin: las salidas, asegurarte la vida, ganar dinero y alcanzar una “posición”, sin pensar en el disfrute del proceso. Impera también la competición entre miembros del mismo equipo sobre la colaboración y, con esta base tan densa, la disciplina se convierte en un esfuerzo demasiado pesado.
Álex Rovira escribe en La Brújula Interior:
“Hay que ganarse la vida”.
¿Qué, cómo la ves? ¿Alguna reacción bote pronto? ¿Te dice algo? ¿Se activa alguna alerta en tu mente?
Lo cierto es que a mí no me decía nada hasta que hace un par de semanas, en una reunión con unos clientes, se la oí decir resignadamente a uno de ellos. Entonces, de pronto, me vino a la cabeza el siguiente pensamiento (prepárate, porque es sorprendente):
Decir que nos tenemos que ganar la vida implica partir de la premisa de que la vida está perdida”.
El filósofo y profesor Emilio Lledó dijo ayer en el programa La entrevista de TVE2:
“Obsesionar a los muchachos con ganarse la vida es la forma más siniestra de perderla”.

Así que, creo que hay que olvidarse de las salidas, y seguir a la intuición y a la pasión. Cuando te mueve la pasión por algo tu vida se transforma.
Formarte en algo que no te llena sólo porque tiene salida puede ser un seguro, sí, pero un seguro de aburrimiento y tampoco sella una estabilidad económica, tal y como estamos viendo en esta sociedad a la que hemos llegado “gracias” a lo material.
La salida resulta de la pasión, de la diversión por lo que haces, de la colaboración, de la amplitud de miras, de interesarse por todo y de elegir lo que te conmueve, te embriaga y te hace vibrar. De este modo, es muy probable que lleguemos a conseguir todo lo que nos propongamos, y no solo jugando.