jueves, 15 de julio de 2010

La humildad


A veces se nos ha transmitido una idea invertida de la humildad:
"Sé humilde. No te creas más que otros. No somos nadie. Somos diminutos. Cede siempre…".
Si vamos al fondo de estas sentencias, podríamos traducirlas así":
"Ten cuidado no crean los demás que eres más que ellos y no te quieran. No tienes valor por ti mismo. Eres débil. Nunca mires por ti. Te dejarán a un lado".

Esta falsa humildad, que probablemente nos traslade a la soberbia cuando bajemos la guardia del miedo ("hay que ser buenos, pero no tontos" -se dice también- que viene a ser algo así como “deja de disimular que eres humilde y saca las uñas” :-), constituye tal desfiguración de la verdad que confunde y enfrenta. Y es así porque proviene del ego y del mundo de las apariencias.
La humildad es otra cosa. Es justo lo contrario. Nace del Ser esencial y de la seguridad en uno mismo. Una persona humilde desde su fuente de vida más profunda es auténtica, no precisa de aprobaciones ni se plantea abandonos; no teme, no previene. Es. Y Es porque ha trabajado los miedos que le hacían creer que si no era “humilde” no sería aceptado.
Prometo que he hecho la búsqueda después de haber escrito lo anterior, pero el diccionario de la RAE refleja ambos significados. En sus acepciones 2 y 3 define humildad como 2:“Bajeza de nacimiento o de otra cualquier especie” y 3: “Sumisión, rendimiento”.
Sin embargo, da como primera definición ésta:
“Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento”.

El diccionario refleja con palabras lo que las palabras significan; la sumisión no es una virtud, y por eso no se encuentra ese término en las acepciones 2 y 3.

Cuando el ego se aplaca (no se obvia, pero sí se domina) surge la humildad y el resto de las virtudes. La humildad no es la negación de uno mismo, sino el acatamiento de las posibilidades sin pavonearse de ellas.

No soy aficionada al fútbol, pero insisto en que los jugadores de la selección española del mundial me han transmitido el verdadero sentido de la humildad. La lección de verdadera modestia, a pesar de sus méritos, que han dado en el terreno de juego, en las entrevistas, antes y después de ganar, los eleva a lo más alto. Y esto se debe a que... pueden :-).