Mientras esperaba a mi hijo este mediodía, escuchaba en la radio del coche una canción de Fito, “Antes de que cuente 10”:
“Puedo escribir y no disimular,
es la ventaja de irse haciendo viejo.
No tengo nada para impresionar
ni por fuera ni por dentro.
(…)
No voy a sentirme mal
si algo no me sale bien.
He aprendido a derrapar
y a chocar con la pared ,
que la vida se nos va
como el humo de ese tren,
como un beso en un portal
antes de que cuente 10”.
Tan cierto...
La experiencia, la expansión de la conciencia -tiempo atrás contraída, aturdida y engañada- te lo dice: no hay nada que demostrar, nadie a quien impresionar, nada que temer…
Sólo vivir. Disfrutar de la grandeza de lo instantáneo e ilimitado. Vida sencilla, bella, frágil, amiga y maestra… a golpe de punzada y calor.
“Puedo escribir y no disimular,
es la ventaja de irse haciendo viejo.
No tengo nada para impresionar
ni por fuera ni por dentro.
(…)
No voy a sentirme mal
si algo no me sale bien.
He aprendido a derrapar
y a chocar con la pared ,
que la vida se nos va
como el humo de ese tren,
como un beso en un portal
antes de que cuente 10”.
Tan cierto...
La experiencia, la expansión de la conciencia -tiempo atrás contraída, aturdida y engañada- te lo dice: no hay nada que demostrar, nadie a quien impresionar, nada que temer…
Sólo vivir. Disfrutar de la grandeza de lo instantáneo e ilimitado. Vida sencilla, bella, frágil, amiga y maestra… a golpe de punzada y calor.