Llevo varios días sin publicar. No es que no se me ocurra
nada que escribir; sólo con poner los dedos sobre las teclas bailan, casi
sin mi intervención, marcando armoniosos el paso del alma. No es que me haya
quedado sin palabras, sino que me encuentro en paz en el silencio.
Regresaré cuando el silencio duerma y despierten de nuevo las
manos para moverse al son de las emociones desbordadas, del entusiasmo o de la
tristeza compartidos; cuando necesite abrir el corazón a vuestros ojos, sin
los que mi música interior quedaría para siempre enmudecida.