Las palabras que decimos y pensamos son decisivas para el desarrollo de nuestra vida, las que les dedicamos a los demás y, sobre todo, a nosotros mismos. En mi libro Palabras para el bienestar hago referencia a ello de este modo:
“La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas”. (Sigmund Freud)
La diferencia entre deleitarte con la vida o angustiarte con ella tiene mucho que ver con tu forma de pensarla y de expresarla. Por eso, unos días estás alegre y otros, triste, exactamente en las mismas circunstancias.
-Somos lo que pensamos.
-Obtenemos lo que sólo nosotros hemos forjado.
-Nos hacemos a nosotros mismos.
-Llegamos al lugar al que hemos deseado llegar.
Torpe mente la nuestra, que se sale del sendero de la vida; atrevida boca la nuestra, que nos contamina con tóxicas palabras. La forma en la que nos dirigimos a nosotros, las palabras que pensamos y las que decimos tienen tanta o más influencia en nuestra vida que nuestro talento o nuestro empeño”.
Por otra parte, hace unos días, publiqué esta entrada, en la que dejaba constancia de la importancia de regalarnos mensajes alentadores antes de dormir, porque el cerebro es muy sugestionable y los incorpora mientras dormimos……
Suelo cambiar la contraseña de mi ordenador cada poco tiempo y lo hago así con la intención de manejar diversos mensajes positivos como un hábito. Contienen construcciones de este tipo: “Todo va bien". “Todo fluye”. “Paz y amor”. "Mi proyecto, adelante"...
La foto que acompaña a este texto es del precioso blog de imágenes Me inspira, que recomiendo visitéis. Me encanta la foto. Sería ideal que todos los ordenadores del mundo llevaran de serie esa tecla. Seguro, seguro, que algo quedaría en nuestro inconsciente, una buena semilla.