lunes, 23 de mayo de 2011

No hay nada que perdonar

"Para llegar al punto en el que acción de otra persona se nos revela transparente, necesitamos ver con el corazón en lugar de con nuestra mente. Observar con el corazón nos permite ver que detrás de cada acción malvada hay un impulso de amor eclipsado por el miedo y la frustración. Esta percepción, sin embargo, sólo es posible cuando sentimos este amor en nuestro interior. Al darnos cuenta de las verdaderas intenciones de alguien, aquellas que están detrás del velo de la apariencia, nos identificamos de manera natural con el amor y empezamos a tender puentes de amor. Entonces, perdonar a alguien por sus malas acciones es irrelevante, porque no hay nada que perdonar".

(De Rasgar el velo de la dualidad, de Andreas Moritz).