miércoles, 4 de mayo de 2011

La Reconexión. Sana a otros; sánate a ti mismo


Os invito a leer un artículo que me han publicado en la revista Psicología Práctica de mayo (ya a la venta), sobre el best seller, La Reconexión de Ediciones Obelisco. Hice referencia a  este interesantísimo libro en el blog en el año 2009 y en alguna otra ocasión. 

Dado que blogger no admite PDF, copio aquí el texto de mi artículo, aunque sin maquetar:

La Reconexión. Sana a otros; sánate a ti mismo

“Es hora de creer que somos seres de luz, y que la sabiduría que creó al cuerpo corra por él”, escribe Peral en La Reconexión, una obra que nos invita a convertirnos en canales por los que fluya la energía amorosa universal. Describe el método de Sanación Reconectiva, mediante el que se han curado graves dolencias y enfermedades, algunas incluso descartadas por la medicina tradicional.
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No es un libro más; es inquietante, pero, una vez profundizado en él, tranquilizador. Su autor, el doctor Eric Pearl, muestra en sus páginas el descubrimiento de un extraordinario don mediante el que se le reveló la misión de su vida: sanar a sus pacientes siendo vehículo de la energía Universal y mostrar el camino a cualquier persona que sintiera esa misma vocación.

El texto incluye abundantes reflexiones de gran calado espiritual, que nos invitan a trascender y a conectarnos con las líneas de energía que nos hacen estar en armonía con nuestro cuerpo, con nuestro entorno, con el planeta y con el Universo. Asumimos así el poder del que gozamos y nuestra responsabilidad en el mundo, elevando con ello el nivel de conciencia global. Hubo un tiempo en el que éramos seres completos, afirma el autor, pero nos separamos de la totalidad. Ahora propone reconectarnos con lo que originalmente teníamos.

Más allá de la curación
El doctor Pearl revoluciona el concepto de sanador en el sentido tradicional de la palabra. Curar es aliviar síntomas, enfermedades y molestias, pero sanar es devolverle a la persona su integridad espiritual. Consiste en la liberación o eliminación de un bloqueo que nos ha mantenido apartados de la perfección del Universo.

La función del sanador es traer luz al planeta: “Yo no curo a nadie. Tú tampoco. Si deseas sanar, tu tarea consiste en escuchar y abrirte para recibir la energía que permite que seas catalizador para la sanación de tu paciente”.

El miedo - se explica en la obra- es lo único que dificulta la fusión amorosa de los seres y también el acceso a estas nuevas frecuencias, más allá de las energías conocidas. Por ello, se aconseja primeramente aceptar nuestros miedos, para que la claridad del reconocimiento los disipe sin que haya que hacer mucho más que permanecer consciente.

No obstante, el propio autor confiesa sus propios temores e inquietudes iniciales y cómo buscaba la respuesta que le indicara por qué esa energía había elegido aparecer a través de él. Después comprendería que no debía reservarse sólo para sí esta forma de amar y se dispuso a compartirla.

Vida después de la muerte
Eric narra en el libro un hecho significativo que quizá influyó en su devenir: el “viaje” de ida y vuelta de su madre durante su alumbramiento. Ella sintió que su alma se elevaba, mientras su cuerpo permanecía en la mesa del quirófano. De esa experiencia, aprendió profundas lecciones:
- Que la apariencia y los gestos exteriores no importan.
- Que es inútil llorar a los que han muerto, porque cuando morimos estamos donde deseamos estar.
- Que lo terrible e injusto que pasa en la tierra no es culpa de Dios, sino lecciones para el hombre.
- Que todo es como debe ser.
- Que cuando haya almas suficientemente evolucionadas, terminarán las guerras.

Cuando volvió a la vida, dio a luz a Eric, que ya vino a este mundo fuera del ámbito de lo común.

Su recorrido
El autor de La Reconexión nos dice que fue un niño inquieto. Desde el momento en que cruzaba la puerta de la escuela se aburría tremendamente y fantaseaba con sucesos como atravesar con sus manos las paredes. Cuando pasó a la escuela primaria su sentido de la individualidad creció aún más. Un profesor motivador y la atmósfera de libertad que respiraba en su casa influyeron para que siempre tuviera la confianza necesaria para saber que podría conseguir cuanto se propusiera.

Tras su paso por la universidad, ejerció como quiropráctico. Al cabo de unos años, experimentó determinadas vivencias transensoriales, mediante las que ya intuía su don. Por entonces, atravesó una etapa de confusión y búsqueda de repuestas, narrada en detalle en el libro, y durante la que no tenía nada claro en qué concluiría su vida. Más adelante, comprobaría experimentalmente el porqué de su evolución, a través de las milagrosas curaciones.

De las distintas sanaciones a las que se refiere en el libro, destaca la de una mujer con una deformación degenerativa en su rodilla desde los nueve años. Tras la sesión y, después de confesarle la paciente su mejoría, Eric miró las palmas de sus manos y estaban cubiertas de ampollas diminutas, que desaparecieron en tres o cuatro horas. Las ampollas (otras veces las manos llegaron a sangrar) brotaron en él en más de una ocasión, como señal física del asombroso fenómeno intangible.

La “técnica”
La técnica es sencilla, nada sofisticada. Se trata de sentir y mover la energía a través de las manos, que se sitúan para ello a unos centímetros del cuerpo del paciente. La duración de la sanación no es regular, sino que depende del tiempo que tarde en aceptarla el destinatario. A medida que se sintoniza con estas nuevas frecuencias de energía, comienzan a experimentarse también cambios en nuestro cuerpo. Algunos de esos cambios tienen lugar incluso durante la propia lectura del libro.

En las sesiones, se mueve la energía, se explora y se juega con ella (haciendo pequeños círculos, acercándola, alejándola…) sin expectativas, sino dejándose llevar y realizando cuantos movimientos intensifiquen la percepción. Puede sentirse hormigueo, calor, frío y otros efectos.

El paciente se encuentra en estado de tranquilidad y felicidad; puede realizar movimientos involuntarios, percibir distintos colores y, en raras ocasiones, derrama lágrimas, pero siempre disfrutando del proceso. Parece ser que la mente alcanza un lugar en el que no se está exactamente despierto ni exactamente dormido, sino en algún otro espacio en el que “la energía de sanación llega a la Tierra”.

Formación de sanadores
Hoy día, un gran número de personas practican exitosamente la Sanación Reconectiva, basándose en las enseñanzas que Eric Pearl va difundiendo desde hace años por todo el mundo. Ha formado a miles de profesionales en muchos países. Y éstos, a su vez, se convierten en docentes y sanadores de otras tantas personas. Cuando los informes de sanación comenzaron a difundirse, la demanda se fue elevando.

El libro incluye una sección práctica que aporta los conocimientos generales para iniciarse en esta técnica. Uno puede aprender a autosanarse o sanar a otros de forma no profesional, y también dedicarse a ello como medio de vida y de realización personal. En cualquier caso, el libro puede representar un punto de partida muy útil para afianzarse después a través de otras actividades formativas.

Pearl se refiere a las condiciones apropiadas del consultorio (espacio, iluminación, olores y fragancias, música, ropa…) pero siempre advirtiendo de la importancia de obviar cualquier tipo de ritual, que denota más miedo que amor. Se refiere a las condiciones de comodidad del paciente, a la duración de las sesiones y a otros muchos datos de interés, pero libres de ajuste y control.

Describe cómo activar las manos, responder a las energías y cuál debe ser la actitud del sanador. Lo esencial es que, al comenzar la sesión, se quite de en medio y permita que un Poder más elevado actúe. Es decir, aconseja permanecer en estado de no juicio durante el proceso, sintiendo la unidad y la unicidad:“Hazte uno con la otra persona y entonces sánate a ti mismo. En tu propia sanación sanas a los demás. Y en la sanación a los demás, te sanas a ti mismo”.

Cuando la gente le pregunta si todo el mundo puede realizar sanaciones él responde que sí, pero que sólo unos pocos quieren ver. Para ofrecer este regalo de amor sólo hay que volver a mirar como un niño, porque ellos no están limitados por el miedo.

Reconocimiento internacional
La Sanación Reconectiva goza de un elevado prestigio internacional, avalado por su propia eficacia y resultados, y constatado también por personalidades del sector: médicos, neurocientíficos, profesores de universidad, escritores y, en general, por notables figuras de la ciencia y la espiritualidad abiertos a la medicina del alma.

Pearl ha aparecido en numerosos programas de televisión en los Estados Unidos y alrededor del mundo. Fue invitado a hablar en Las Naciones Unidas. Presentó una audiencia que llenó el Madison Square Garden, y sus seminarios han sido destacados en numerosas publicaciones, incluyendo The New York Times.

Sobre el autor
Eric Pearl dirigió con éxito una consulta quiropráctica durante muchos años, hasta que sus pacientes experimentaron sanaciones milagrosas cuando acercaba sus manos a ellos, sin tocarlos. Desde entonces, documentó esta capacidad en seis libros, de los que La Reconexión es el que ha tenido más alcance. Es un valioso testimonio de este fenómeno, además de una expresión de su propósito en la vida: “Dejé mi consultorio el viernes, pensando que era quiropráctico, y cuando regresé, al siguiente lunes, sentí que era algo más”.

¿Por qué leerlo?
• El éxito de su publicación queda reflejado en sus 11 ediciones de gran tirada y su traducción para 33 países.

• Ofrece un contenido fuera de lo común y tremendamente útil para la humanidad.

• Tiene un gran valor terapéutico: un camino verificado y continuado de sanación y autosanación.

• Es un regalo para el despertar de nuestro sistema energético, la fusión con nuestra esencia y con la del Universo.

• Las numerosas reflexiones espirituales que incorpora son curativas por sí mismas.

• Está escrito en infinitos niveles, por lo que es aconsejable leerlo varias veces, y cada vez que se hace se encuentran en él más revelaciones.

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