sábado, 28 de agosto de 2010

Própositos tras el descanso



Se cierra un ciclo (más corto de lo que deseo). Acaba mi mes de vacaciones, de descanso, que me he tomado este año al dedillo, ayudada por afirmaciones positivas, algunas tan simples como poner como contraseña del ordenador "Buen verano" :-)
No he reflexionado mucho sobre lo que quiero hacer cuando regrese a la “rutina” ( y entrecomillo esa palabra, porque desde que renové mi espíritu y, sobre todo, desde que comencé a cultivar este precioso arte de jugar con las palabras conscientemente para darles un mayor significado, no me siento en la rueda de la repetición o de la monotonía). Sin embargo, sin mucho meditar, tengo en mente algunos objetivos que sé me pueden traer cosas positivas:

- Procurarme más momentos de silencio.

- Dejar las prisas a un lado (son una falta de respeto hacia mi misma y suelen estar comandadas por el mundo exterior).

- Estar atenta a todo, para no perderme ni un fragmento de la vida.

- Desarrollar mi creatividad con sosiego, sin metas materiales ni búsqueda de reconocimiento, sino conectándola a mi prosperidad desde el disfrute personal y el servicio a los demás.

- Alimentarme bien, y recordar que cuando no lo hago no soy yo quien me guía, sino mi ansiedad.

- Continuar el camino de aprendizaje para mirar (con los ojos del alma) el Ser esencial de todas aquellas personas con las que me relaciono: en casa, en el trabajo, y en cualquier parte.

- Grabarme a fuego en la mente que todos somos UNO, y apoyarme en lo feliz que me siento cuando lo percibo con claridad.

- Pararme a sentir la fuerza divina que hay en mí, el Dios interior que todos, sin excepción, llevamos dentro y que nos hace poderosos ante los retos de esta vida y compasivos y amorosos con todo lo que nos rodea.


Si persigo y logro todos estos objetivos, aunque caiga y me levante, poco más necesitaré para traer el cielo a la tierra.