sábado, 14 de agosto de 2010

Del fracaso de algunos divorcios y de otros cambios físicos

Estoy leyendo el libro La alquimia del corazón, de Michael Brown. Una edición limitada de este exitoso profesional sudafricano del periodismo, que dio un giro completo a su vida, tras desarrollar el síndrome de Horton, una enfermedad neurológica muy dolorosa. Ello le llevó a embarcarse en la consciencia del momento presente, como se indica en la solapa del libro.

Hay mucho que reseñar de esta obra, pero he decidido copiar algunos fragmentos, tomados de distintas páginas, que pueden dar respuesta a algunas preguntas que nos hacemos cuando, tras cambiar algún aspecto físico de nuestra vida, continuamos con la sensación de abandono o fracaso. Todo lo que hay que arreglar (cambiar) está dentro de nosotros. Luego podremos obtener la verdadera transformación en el plano exterior, cerca o lejos de lo que creemos nos daña. El camino de la consciencia, dice, comienza en lo emocional, que lleva a lo mental y luego a lo físico



“Se casaron. Cada uno de ellos se convirtió en su padre o en su madre, y ahora no se soportan. Después de todo ¿quién quiere acostarse con su madre o con su padre?”.
“Han intentado arreglar las cosas y seguir juntos por el bien del niño. Pero la realidad es que no se soportan. Claramente, están reflejando uno en el otro sus problemas no integrados. Pero, puesto que ambos están hipnotizados por lo físico y carecen de una conciencia del cuerpo emocional, creen que deben cambiar las cosas cambiando a la otra persona mediante la discusión, el debate y la petición de “condiciones”, en lugar de mirar en su interior. Esto los lleva a un callejón sin salida: el divorcio”.

"Siempre que nos sentimos incómodos y reaccionamos a nuestra experiencia realizando cambios físicos (modificando nuestras circunstancias físicas cambiando de pareja, de empleo o de circunstancias de la vida), se presentan las mismas consecuencias inevitables.
Inicialmente, nos sentimos diferentes porque nuestra experiencia física externa parece haberse modificado. Sin embargo, entre tres semanas y tres meses después de haber realizado cualquier modificación física importante en nuestra experiencia de vida empieza a aparecer en nuestra conciencia el mismo sentimiento molesto que hizo que buscáramos un cambio”.

“Lo físico (el aspecto de nuestra experiencia que parece importarnos más) es simplemente un efecto que refleja el estado de alguna otra cosa que ahora no estamos viviendo. Alterar un efecto con la intención de modificar una causa es comportarnos de una forma que va hacia atrás”.