¡Qué tranquilidad produce saber...!
- Que para cada conflicto no hay sólo una, sino múltiples soluciones.
- Y qué suerte darnos cuenta de que están todas dentro de nosotros.
- Que la verdad no es una, sino que cada persona tiene su verdad.
- Y que lo entendemos cuando, desprendidos del apego a tener la razón, surge nuestra verdadera dimensión humana.