Ilusionarme por todo.
Entristecerme con nada.
Reflexionar y aprender.
Olvidar lo aprendido.
Mirar hacia atrás, lo justo.
Atisbar el futuro.
Respirar el presente.
Sentir la vida en mí.
Saberme suficiente.
Percibir que todo sigue sin mí.
Alimentar la esperanza.
Reaccionar ante la contrariedad.
Palpar tu cercanía.
Perder la conciencia de ti.
Felicitarme por lo conquistado.
Lamentar no haberlo conseguido.
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Días grises, azules y rosas.
Días de paz, días de inquietud.
Días en los que todo cobra sentido,
y otros, en los que me pierdo en mi olvido.
Días conmovedores, afectivos, sensitivos.
E instantes taciturnos y sombríos,
que se diluyen cuando los deslumbra
la intensidad de tantas emociones
contenidas y expresadas,
desde el alba hasta el anochecer
de una vida vivida, día a día.
