sábado, 2 de abril de 2011

¿Por qué me pasa esto?



Desde hace unos días, me están ocurriendo cosas que no me gustan demasiado. Son problemillas, porque no vamos a quejarnos con lo que hay por el mundo, pero distorsionan mi cotidianeidad, me obligan a cambiar mis planes, a hacer cábalas, a gastar más dinero del que quiero...

Ante algo así, manos a la obra, y a solucionarlo lo antes posible.
Después, analizar el porqué de cada cosa. Todo pasa por algo, desde un accidente a una molestia, una enfermedad, una pérdida de dinero inusual. Todo, todo tiene una explicación (para entender esto hay que documentarse. Me es imposible resumirlo en un párrafo).

Halladas, más o menos, las causas, echas mano de los recursos internos que has ido incorporando con tanta dedicación a tu mundo interior: documentación, autoanálisis, experiencia y aprendizaje.

Hay una diferencia sustancial entre quejarse de lo que te pasa, buscar a alguien a quien aburrir, amargar o echar las culpas , y actuar con responsabilidad. Es decir:

-Saber que en ti están las soluciones.
-Hacerte cargo de lo que te sucede, estudiarlo y resolverlo.
-Tratar de descifrar si son señales, consecuencias o causas de algo que puedes cambiar desde tu actitud.
-Relajarte, sencillamente, porque quiza sea eso lo que te pide la vida, y quererte... Esta  última suele ser la causa de muchos tropiezos, el olvido de ti mismo.
-Aprender de ello y asimilar lo que deba quedar en ti.
-Recordar y agradecer el resto de las cosas buenas de tu vida y no centrarte sólo en las "malas".

Todo esto, que comenzó como un problema, llega a convertirse en un juego, porque, en primer lugar, debes restarle la máxima importancia posible (relativizarlo e, incluso, reírte de ello); luego, adentrarte en esa investigación serena (libre de culpas) y, a continuación, aplicar la enseñanza a tu vida.

Finalmente, sentirte orgulloso de ti, fuerte y preparado para afrontar la vida con alegría.