En este año se están dando muchos cambios en la sociedad, en las personas que la forman, en la conciencia de cada una de ellas. Es la antesala de un nuevo estilo de vida que estamos pidiendo “a gritos” desde la calma interior.
Ya no hay lugar para quien se estanca en viejos patrones de dominación, inservibles para el desarrollo eficiente y ético del mundo. Apenas hay salida para quien no mira dentro para poder dar fuera. El éxito le acompaña a quien comparte y no compite, a quien es responsable de sí y, por tanto, contribuye a la evolución positiva.
Miras aquí y allá y cada vez hay más señales que nos indican que si no vamos por este camino, el del amor, comenzando por el amor a uno mismo, y no abandonamos el del miedo y la confrontación, seguiremos siendo nuestros peores enemigos.
Permanecer expectantes sin indagar en el poder individual para mejorar globalmente es paralizante. Entender que el nuevo mundo que todos deseamos comienza en mí y en ti es garantía de paz, fraternidad y progreso.
