El otoño lleva al retiro y a la lectura, pero también agita ese espíritu de renovación que todos tenemos, más acusado aún al comienzo de cada año, cuando nos proponemos reducir peso, avanzar en algún proyecto o aprovechar mejor el tiempo. Son conatos de cambio que unas veces prosperan y otras no, pero que nos avisan de que nuestra misión en la vida es evolucionar positivamente. El otoño nos pide que nos miremos por dentro, que nos serenemos después del loco verano y que nos pongamos las pilas para los meses de trabajo que tenemos por delante. Y para eso, para prepararnos conscientemente y sin miedos para afrontar la nueva temporada, nada mejor que tomar entre las manos un buen libro. Yo dejé este verano a medias uno muy interesante, precisamente porque no era su momento; como digo, en esa estación más que concentrarnos nos expandimos.
-“Nuestra herencia genética no es nuestro destino, tan sólo el depósito inicial de nuestro capital neurológico”.
- “Si elegimos contar únicamente con los circuitos que heredamos, caemos en la costumbre de ser nuestros genes”.
- “No olvides que eres una combinación de la genética de dos personas. Tal vez el pesimismo de tu padre quede anulado por el optimismo de tu madre”.
- “La gente opera como si sólo hubiera un modo de comportarse (…):“Oye, así soy yo. Eso es lo que hay” (…) deberían decir: “Oye, soy yo quien ha decidido activar los circuitos que heredé de mi madre y de mi padre”.
- “Si no aprendemos cosas y no experimentamos nada nuevo en nuestra vida, fabricaremos muy pocas conexiones sinápticas en el cerebro”.
- “El cerebro posee una elasticidad, una capacidad de desconectar antiguas rutas de pensamiento y de crear rutas nuevas a cualquier edad y en cualquier momento”.
El libro al que me refiero es Desarrolla tu cerebro, de Joe Dispenza. Conocí a este autor en la película y el libro ¿Y tú qué sabes?, que también os recomiendo, y le seguí un poco la pista. Como estoy convencida de que cada cosa llega a su lugar cuando debe ser, esta obra me ha llegado ahora, en un periodo de bastante ebullición mental y creativa, y me ha reforzado aún más la creencia de que somos los dueños de nuestra mente y no sus esclavos. Es un libro muy voluminoso, así que comentarlo completo sería imposible (628 intensas páginas). Por eso, me centro en uno de los interesantes aspectos que analiza desde una óptica diferente: la herencia genética, su influencia en nuestra vida y nuestro papel en ello. Transcribo algunos párrafos tomados de distintas partes del libro, que considero hacen pensar y favorecen nuestro avance:
-“Nuestra herencia genética no es nuestro destino, tan sólo el depósito inicial de nuestro capital neurológico”.
- “Si elegimos contar únicamente con los circuitos que heredamos, caemos en la costumbre de ser nuestros genes”.
- “No olvides que eres una combinación de la genética de dos personas. Tal vez el pesimismo de tu padre quede anulado por el optimismo de tu madre”.
- “La gente opera como si sólo hubiera un modo de comportarse (…):“Oye, así soy yo. Eso es lo que hay” (…) deberían decir: “Oye, soy yo quien ha decidido activar los circuitos que heredé de mi madre y de mi padre”.
- “Si no aprendemos cosas y no experimentamos nada nuevo en nuestra vida, fabricaremos muy pocas conexiones sinápticas en el cerebro”.
- “El cerebro posee una elasticidad, una capacidad de desconectar antiguas rutas de pensamiento y de crear rutas nuevas a cualquier edad y en cualquier momento”.
"No eres más que un proyecto en curso. La organización de las neuronas cerebrales que te hace ser como eres sufre cambios constantes. (...). Las células cerebrales se reajustan y se reorganizan constantemente en funsión de nuestros pensamientos y de nuestras experiencias".
---------------------------------------Adjunto estos vídeos en los que Joe Dispenza habla sobre la remisión espontánea de la enfermedad en ciertas personas con graves problemas que la medicina no curaba (él fue uno de ellos). El libro trata ampliamente este asunto y las coincidencias que se dan en las personas que sanan de esta manera.