Cuando, en una reunión de trabajo o en cualquier otro lugar, alguien dice que tal o cual persona tiene mucho peso, ya sea refiriéndose al poder de decisión, económico o de otro tipo, inmediatamente me le imagino con sobrepeso o, más concretamente, cargando ese gran poder material sobre sus espaldas. También visualizo a esa persona que habla con admiración de los “poderosos” corriendo tras ellos para engancharlos, aunque sólo sea con la punta de sus dedos.
Después me elevo y me siento como una suave y ligera pluma libre, incluso, de su propia forma…
Y esta entrada está forzosamente ligada a la que escribo a continuación...