Hoy no tengo ganas de dormir, aunque tengo sueño. Me espera un fin de semana movidito: regalo de libros, asistencia a conferencia de Ramtha, comida de cumpleaños de sobrinetes, y descanso; todo lo que pueda. Así que ahora es el mejor momento para escribir aquí, en este instante, como si de un diario se tratara.
Escribir me ha salvado. No sé muy bien de qué, pero estoy segura de que ahora estoy a salvo. Me vienen recuerdos de veranos con tiempos muertos, búsqueda de mí en otros y algún que otro detalle que me hace ver que no soy la de antes. Me "divertía", sí, pero no es eso a lo que me refiero. No es lo mismo cubrir tu tiempo con actividades y relaciones, que sentirte a cubierta con tus propias ilusiones (no quería yo este pareado, pero ha salido :-)
Escribir me ha liberado de ahogarme en lo de siempre, de esperar de nada ni de nadie y me ha servido para demostrarme a mí misma que nada termina y que la creación es el principio del todo y que no tiene fin. Las palabras esperan mi tiempo “libre” para aparecer y yo siento con emoción esa espera. Ya están aquí.
Hace tiempo que maduro la idea de escribir algo sobre las relaciones de pareja; quizá cuando termine con el libro del trabajo, me dedique de lleno a ello. Comprendí (no hace muchos años, la verdad) que eso de “sin ti no soy nada” es una trampa del ego, y que conmigo soy, incluso, tú. No vengo a ponerme de modelo de relación (y no lo he tenido nada fácil), pero llegar a esta conclusión te libera enormemente; de ahí a la generosidad (la de dentro, no la de hacer más o menos, ni la de dar más o menos), la reina de todas las relaciones… no hay ni un paso, porque es lo mismo.
Pues bien, basta que esté pensando en concretarme sobre este asunto para que me lleguen, de todas partes, mensajes, presentaciones y libros que tratan sobe ello. Ya se sabe, la ley de la atracción. Hoy, El Jardín del Libro me ha hecho llegar la reseña de este libro, en concreto, que no quiero perderme por nada del mundo. Habla de todo tipo de relaciones:
Se trata del nuevo libro de los autores de El increíble poder de las emociones y de Pide y se te dará, Esther y Jerry Hicks, que ya reseñé por aquí, y que me llegaron también en el momento adecuado. Ahora es El vórtice el que me corresponde leer. Enseña a atraer relaciones cooperativas, dice su reseña, restableciendo el vínculo más importante de todos: aquel que nos une a nuestro propio ser eterno. Francamente, me seduce la idea y sé que, si me lo propongo, las afianzaré o atraeré.
Y así podré escribir más, y sentirme más a salvo :-). Me dicen quienes no quieren pensar mucho que por qué no escribo novelas para distraer más a la gente. Pues... por eso mismo, porque no me gusta la gente que vive distraída. Prefiero contribuir a que presten atención. Ni leer novelas me llena como antes. Tengo que ir apartando el grano de la paja, y no me queda tanto tiempo, con todo lo que quiero asimilar aún de la vida.
Creo que me va bien con mi sistema: aprendo, practico, verifico que funciona, lo escribo y disfruto del proceso completo. Y la temática es tan amplia como me permita mi aprendizaje, imaginación y mi experimentación que sea. Es decir, infinita.
¡Felices sueños a todos! ¡Ya me he quedado a gusto! :-)