domingo, 15 de mayo de 2011

El secuestro de mis palabras



A veces las palabras escritas se retiran de mi vista; parecen jugar conmigo al escondite. Entonces, comprendo que he dado prioridad a algunos pensamientos que las dañan y prefieren reservarse para un mejor momento.

Discretamente, me envían alguna señal en forma de desasosiego y preocupación, advirtiéndome de que me estoy distrayendo de la vida, que me estoy alejando del presente, del único tiempo y lugar del que nunca debí marcharme.

Ellas se acomodan, serenas, en un espacio de mi alma hasta que los latidos del corazón proyectan un mensaje de ayuda para que mi tesoro, oculto por el miedo, quede iluminado de nuevo por el amor. 

Y las letras vuelven a bailar entre mis dedos, y me regalan la infinita fuerza de la creatividad. Me recuerdan que las puertas y ventanas de mi Ser deben permanecer siempre abiertas, receptivas a la libertad y a la generosidad del aire y del sol, que siempre están, aquí y ahora.