Ayer tiré casi todos mis zapatos. No estaban muy viejos, sólo bastante usados. Llegué del trabajo y, sin saber por qué, fui directa al zapatero. Será que quiera enraizarme en la Tierra con algo nuevo, porque, en este momento de mi vida, todo lo que estoy experimentando por dentro me parece novedoso. Es más, lo que escribí ayer ya me suena extraño; y esto que acabo de contaros... mañana cobrará otro sentido. La maravilla de crear.
No es pereza la palabra, tampoco desidia ni cansancio; lo que estoy experimentando últimamente es una necesidad total de estar en mí, aún en medio del bullicio del que también participo. Es como si la vida nos fuera dirigiendo a nuestra sabiduría esencial, mientras nos muestra lecciones, sin culpa, que nos conducen a ese espacio en calma, que sólo a cada uno le corresponde habitar, aunque de todos es.