QUERIDOS MAESTROS
Instructores del día a día,
familiares, amigos, compañeros de trabajo;
no atañe el grado de relación o parentesco,
todos, supervisores de calidad de la conciencia.
Les acepto como maestros,
y la armonía se ancla en mi vida,
porque de mis iguales aprendo,
porque abandono la rabia y el sufrimiento,
suelto la defensa, la reacción y el miedo,
y concluyo que no había culpables,
sino mensajes que precisaba a través de ellos.
(Texto de La calma está en ti, Ediciones Obelisco, 2015)