lunes, 1 de febrero de 2010

Ser o no ser, original



“El refrán que dice "¿Dónde va Vicente? Donde va la gente" resume muy bien en lo que se ha convertido Facebook, una red social en la que si no estás parece que no existes”.

Así comienza este artículo de expansionyempleo.com, en el que se comenta el libro Faceboom de Juan Faerman. Según el artículo, su autor “ explica, en clave de humor, y muchas veces con un tono bastante ácido, en qué consiste esta asociación o club del siglo XXI. Una red en la que, quien más y quien menos, tiene que confesar que apenas pasados cinco minutos de llegar a la oficina se conecta antes de comenzar su jornada laboral para actualizar su estado, contestar un par de comentarios, ver alguna foto del día anterior y, en el más pudoroso de los casos, cerrar sesión antes de que su jefe decida pasearse por su sitio”.
Volviendo al inicio de la entrada ¿Son las Redes Sociales un entretenimiento de la gente, disfrazado de oportunidad profesional? No sé, hay algo que me hace desconfiar, y creo que es ese afán de mostrar la cantidad de ¿amigos? "que se tienen", de aparentar (un verbo cuya semántica cada vez me echa más para atrás, y hoy tengo mis razones), cierta vacuidad de fondo que pudiera llegar a repetir algunos esquemas del borreguismo de la vida no virtual, y la sensación de que cuando se habla mucho sin mucho fundamento hay demasiado ruido como para percibir la bella sutileza de lo profundo.
Me recuerda a esas reuniones de trabajo en las que muchos hablan, hablan y hablan, pero nunca plasman su trabajo en algo en concreto, siempre mirando a otro lado para que lo hagan los que no hablan tanto de lo que hay que hacer, pero lo hacen.

¿Son las Redes Sociales un resultado más de la crisis de valores o son realmente necesarias para el crecimiento de las personas y la creatividad? Dependerá siempre de quien esté tras la pantalla, claro, me digo a mí misma. Tampoco niego la evidencia de que tendrá su efecto comercial, comunicativo, relacional… pero veo demasiada isla desierta de ideas originales para encontrar un tesoro.
Aunque sólo sea por “culturizarme” en este aspecto, agradecería que alguien me convenciera de lo contrario. Tengo invitaciones esperando a que cambie de opinión.
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¡Qué bueno! El propio autor del libro ha dejado un comentario. Añado ahora el vídeo promo de su libro. Es divertidísimo: