No importa el viento,
ni el golpeteo de la lluvia contra los cristales,
nada cambia con ¿está lista la cena?
Da igual lo que digan los telediarios,
y ese importante informe inacabado.
No puede con ella el ansia de abarcarlo todo con palabras,
ni el enfado sin sentido, ni la risa desbordada,
Nada le impide a la paz reinar tras el ruido,
perdurar, queda, hasta que cese el movimiento,
hasta que callen los sonidos,
y surja, al fin, su silencio.